Miguel (6), by mutt
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“Los nombres nombran las cosas, las determinan”, se repetía para adentro mientras el cajero metía la plata en el saco de papas. “Las nombran y las determinan”, y empezó a sonar la alarma y el “Tulio Triviño”, desesperado y con el miedo bajándole por las piernas, comenzó la gritería.
-¡Nos van a cagar Miguel, nos van a cagar!
-¡Cállate, culiao’, y vamonos antes de que lleguen los pacos!
-¡Cállate, culiao’, y vamonos antes de que lleguen los pacos!
No quería hacerlo, pero el cajero se quiso hacer famoso y trato de quitarle el fierro mientras le gritaba al “Tulio”. Uno, dos. Quedó tirado el hombre, con la boca casi tan abierta como la cabeza, mientras sonaba la alarma y Miguel sentía, de nuevo, la muerte en la punta de su mano derecha.
-¿Qué hiciste, huevón? ¡Ahora sí que nos van a reventar los chanchos!
-¡Cállate mierda, que nos tenemos que ir..!
El primer tiro desde afuera hizo saltar la mampara de vidrio de las cajas. El “Tulio” se tiró al suelo, pero una segunda bala lo encontró a medio camino. Miguel se parapetó detrás de un escritorio dado vuelta y recorrió el banco buscando a los demás. El “Guatón Lucho” estaba pasando bala detrás de un pilar y, afuera, el “Topo Yiyo” se había tomado las de villadiego con el auto.
-¡Cállate mierda, que nos tenemos que ir..!
El primer tiro desde afuera hizo saltar la mampara de vidrio de las cajas. El “Tulio” se tiró al suelo, pero una segunda bala lo encontró a medio camino. Miguel se parapetó detrás de un escritorio dado vuelta y recorrió el banco buscando a los demás. El “Guatón Lucho” estaba pasando bala detrás de un pilar y, afuera, el “Topo Yiyo” se había tomado las de villadiego con el auto.
-¿Qué hacemos, Miguel? ¡La yuta está por todos lados!
“Las palabras determinan las cosas, las nombran, las fijan en la mente de los hombres”, pensó cansado. Desde la calle se oían los gritos de los pacos por sobre el barullo del tiroteo. Con el cajero y un guardia muerto, no iban a librar muy fácil. “Las palabras nombran las cosas, las determinan”, pensó Miguel queriendo ser de nuevo Sebastián y estar en Lo Hermida con su tío, en vez de estar metido en esa pelotera.
“Las palabras nombran las cosas, las determinan”, pensó, y mientras se paraba desde atrás del escritorio ante la mirada estúpida del “Guatón Lucho”, gritó mientras las balas le partían el pescuezo: “Soy Sebastián San Vicente, pacos culiados, y soy de Lo Hermida..!”
“Las palabras nombran las cosas, las determinan”, pensó, y mientras se paraba desde atrás del escritorio ante la mirada estúpida del “Guatón Lucho”, gritó mientras las balas le partían el pescuezo: “Soy Sebastián San Vicente, pacos culiados, y soy de Lo Hermida..!”
Y mientras caía en el silencio junto al M16, y se empezaba a callar de nuevo todo a su alrededor, Miguel supo que ya nunca más sería Miguel. Que había vuelto a ser Sebastián y eso no lo podría cambiar ya nadie.
1 cartas al director:
Hola.
No sé bien a bien a quién le escribo esto, quién repasará las líneas. Como muchas cosas en mi vidfa, antes de digerir del todo lo que acabo de encontrar, estoy ya respondiendo y, sobre todo, abrazando.
Me he encontrado con la Revista de Kronstadt mientras buscaba otra cosa, y resulta que el túnel me ha llevado de regreso a mi Patria de todos y de nadie: buscaba referencias sobre Sebastián San Vicente, el anarquista probablemente asturiano que estuvo De paso por México (como lo cuenta Paco Ignacio Taibo II en su novela De paso) en los años veintes del siglo ídem, y trabó amistad con Arturo Bruschetta Carral (que en la novela se llama Antonio, ignoro por qué), bakuninista mexicano que murió en 1989, camarada de Ricardo Flores Magón, y para más señas, mi abuelo.
Me encuentro, gracias a la Revista de Kronstadt, con otro (y el mismo...) Sebastián San Vicente, en Chile, "un día de octubre en Santiago", y no puedo hacer por ahora más que abrazar y abrazar...
Metido a músico en los años setentas, definido por fin cuando llegó a mi natal México la noticia de la muerte de Víctor Jara (y de tantos y tantos...), estoy queriendo hacer una canción para mi amigo Félix Serdán Nájera, ex-guerrillero, memoria viva del combatiente Rubén Jaramillo, que cumple 91 años en unos días, con la lucidez política y el humor (y el amor) de un niño de todos los tiempos; para ello me metí a buscar un texto del Subcomandante Marcos que narra las memorias de "Marinero", el caballo de Emiliano Zapata, y que "de paso" hace referencia a Sebastián San Vicente... Así, hilando, "historiando", me topé con ustedes. Y no puedo, por ahora, hacer otra cosa que abrazar, abrazar y abrazar...
Escribir y cantar, llegarán a su tiempo. Nuestro tiempo.
Gracias.
Gracias.
Gracias.
Efraín Rojas Bruschetta, Puebla, Pue., México.
enero 10 (día del combate de Cutumay Camones, en El Salvador), 2008; 13:52
sietecuchillos@hotmail.com
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