octubre 03, 2006

Viernes Santo (by Brodsky)


No. Te dije que no. No mires la hora... ¡la puta! Ya son dos. Dos horas dando vueltas en la cama y no te duermes. ¿No te ibas a dormir a las once? ¡Son la una y cuarto, huevón, y todavía na’ ni na’! A ver, espera. Si nos damos vuelta... Nop. Mierda, la cama está palpitando. No. No es la cama. Peor. Se trasladaron los latidos del corazón a la cama. ¡Esta cama culiá está viva! Estúpido corazón, está latiendo muy fuerte. Dos horas, y no te puedes dormir. No me huevees. Cresta, la quijada... ¿Qué pasa con la quijada? La quijada, está dura. Rechina. No. No es que rechine. No es sólo que rechine. ¿Qué pasa? Está dura. Y qué queríai, si te metiste como tres gramos antes de acostarte, gil. Pero está dura. Claro, ahora está dura. Y tan cerca que estuvimos después de la paja, cuando las piernas se relajaron, se durmieron. Las piernas. Son las primeras en tratar de convencer al resto del cuerpo que hay que dormir, descansar. Sobre todo después de una paja. Se van. Y cuando las piernas se van, existe la posibilidad de dormir. Pero no, la estúpida quijada tenía que acalambrarse. Espera, se está relajando. ¡Es el momento! Mierda. ¿Para qué metiste la pata en el resquicio entre la sábana y el colchón? Claro, ahora el escalofrío. Para qué jalas si estás resfriado, ahuevonado. Igual con la raya de la mañana y el Cebión 1000 se pasó la huevá. Los síntomas, hueva, no el resfrío. Jódete. ¡Puta que cuesta dormirse! A ver, relájate... Sí, claro, relájate. Como si fuera tan fácil. Estúpida tos. Okey. Tranquilo. Ya. Por lo menos la cama ya no está palpitando. Y la quijada, tranquila como en día de fiesta la muy maricona. Ya. Tranquilo. Total, mañana recién es miércoles. Sí, claro. Esa es la huevá. Por eso me tenía que dormir a las once. Mañana a las seis y media hueveando en la pega... ¡Y ya son las tres y cuarto! Tranquilo. Respira. ¡Chucha, nos van a cortar el agua! Claro, lo que faltaba. Taquicardia. Cállate, huevón. Duérmete. Pero esta huevá de cabeza... Por favor, deja de mirar el reloj. ¿Y si ya que estamos despiertos me echo otra? Podría escribir algo incluso... ¡No, huevón! ¡Duérmete! Suelta ese libro... Okey. Ya. Ahora apaga la luz. Ah. Ya estaba apagada. ¿Entonces para qué chucha agarraste el libro? No preguntís huevadas y duérmete. Relaja. Tranqui. Mañana será otro día... y después otro, y otro, y otros... ad infinitum... Para de pensar huevadas y para la máquina. Relaja. Eso. Tápate bien. Baja la huevá y duérmete de una puta vez. ¿Otra paja? ¡No, huevón! ¡Duérmete! Deja de pensar, abraza la frazada, tápate... Relájate.
Total, pasado mañana es Viernes Santo, y hay que preparar el asado.

1 cartas al director:

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Mafia Prosa.

6:01 p. m.  

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